Esta ilustración es especial porque viene de un sueño que tuve hace años. En él, caminaba por las rocas al pie de una gran prisión/fortaleza tan alta como el cielo contra la que batían furiosamente las olas. Un sol etéreo y lejano inundaba la escena con su luz verdosa, espesa; y cientos de manos esqueléticas se extendían hacia él a través de los minúsculos ventanucos, en un intento de acariciar de nuevo la libertad.
Esta imagen se aproxima bastante, aunque no le hace justicia.
La verdad es que teóricamente no tiene mucha cabida dentro del proyecto, simplemente hacía tiempo que tenía ganas de pintar esta escena y lo he utilizado como vil excusa muejejej qué astuta soy.